MI MADRE Y MIS ABUELOS

Hoy, Día de la Madre, he de recordar a Evangelia Fernández, quien frecuentemente por las noches bajo un cielo poblado de estrellas, solía narrarme cuentos de náufragos y delfines en el patio de la Casa Vieja, pero con mayor fricción espiritual, me halaba de su Padre, mi abuelo, José de la Cruz Tillero, “marino de los siete mares” que es la constelación más famosa del hemisferio Sur y sirve como brújula u orientación del navegante. Se trata des una constelación tan importante que varios países la llevan en sus banderas. Tan especial era mi abuelo que como buen marinero, en cada puerto dejaban un amor. Por eso, quizás, el poeta chileno Pablo Neruda amaba el amor de los marineros: “Amo el amor de los marineros que besan y se van / Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz / En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van”. José de la Cruz Tillero nació en Pampatar y falleció en Puerto Rico a la edad de 80 años. Era marino y como buen marino al fin, tuvo hijo en Coche, Ciudad Bolívar, Nueva York y Puerto Rico. Hijos en la Isla de Coche: Rosa, Victoria, Juanita y Evangelia. Hija en Ciudad Bolívar: María de Lourdes Hija en Nueva York: Carmen Marín Tillero Hijos en Puerto Rico en unión con Fidela de Jesús Atalaya Castaño: Carmen Mercedes y José del Carmen (Dirección Calle Caparra No. 4. Puerto Rico) Mi Abuelo paterno fue el General Pablo Coello de participación en la Guerra Federal. Militante del Partido Liberal. Su liderazgo lo llevó a ocupar relevantes posiciones, entre ellas la de Gobernador del Estado Nueva Esparta. El 25 de noviembre de 1879 el Gral. Pablo Coello fue favorecido por el voto. En elecciones legislativas obtuvo la primera magistratura de Margarita y Coche. En esa época los pueblos nombraban sus representantes al parlamento regional y éstos a su vez designaban al gobernador. El General Pablo Coello nació en la isla de San Pedro de Coche el 15 de enero de 1848, Hijo de Manuel de Jesús Velásquez Velásquez y María de Jesús Coello, comerciantes procedentes de la isla de Margarita, El 7 de mayo de 1873, Pablo Coello contrajo matrimonio con Braulia Cedeño y de esta unión nacieron: Braulita, Saturnina, Ana Antonia, Irene, Belén, Pablo, Berta y la tía Regina Coello, quien en tiempo de estudiante me alojó en su quinta caraqueña, Este 10 Bis 144 de El Conde, y el Bachiller Jesús Ramón Coello, mi padre, graduado en Trinidad. Trabajó en las petroleras del Zulia y fue Jefe Civil y Maestro de Escuela en la Isla de Coche. (AF)

FINAL DE LA II GUERRA MUNDIAL

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Termina la Segunda Guerra Mundial (1945). El 15 de agosto de 1945, el Imperio del Japón se rinde en la Segunda Guerra Mundial y el 2 de septiembre acepta la Declaración de Potsdam o Proclamación que define los términos para la rendición japonesa, firmada por Estados Unidos, Reino Unido, República de China y la Unión Soviética. La declaración estipulaba que si Japón no se rendía, enfrentaría la pronta y total destrucción. La Segunda Guerra Mundial fue una de las más mortíferas de la historia, donde se incluyó la muerte masiva de civiles, el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por primera vez, de armas nucleares en un conflicto militar. Se estima que la guerra ocasionó la muerte de unas 70 millones de personas, entre civiles y militares, aproximadamente el 2,5% de la población mundial. El fin de la guerra causó la caída de la Alemania nazi y del Imperio japonés, dio inicio a la Guerra Fría, la división de Corea, la ocupación de Alemania y Japón, y la creación de las Naciones Unidas

ORLANDO CASTRO DEPORTITA BOLIVARENSE

Orlando Castro, bolivarense que figura en el Salón de la Fama de la UCV, nació el 2 de febrero de 1940 y vivió y murió en Caracas. Siempre fue un deportista aquí en Ciudad Bolívar como en Caracas donde transcurrió la última parte de su vida y donde, por supuesto, hizo familia sin olvidarse un solo día de su tierra ni del general Piar que tanto admiró hasta el punto de animar a un grupo de guayaneses a impulsar un Cenotafio en el Panteón Nacional toda vez que fue imposible dar con los restos del invicto patriota de la independencia. Orlando, en su tiempo de estudiante, se distinguió como excelente Short-stop y Segunda base del equipo de beisbol juvenil que representó al Liceo Peñalver en diferentes contiendas regionales y nacionales. Igualmente en el equipo doble A de La Alameda. Ya en Caracas, Orlando Castro llegó a ser Director de Deporte de la Universidad Central de Venezuela y Delegado de su equipo. Realizo tan bien su trabajo que fue exaltado al Salón de la Fama que esa magnífica Casa de Estudios fundó el 21 de noviembre de 1997. Allí asimismo están sus paisanos bolivarenses Gisela Vidal, Héctor Thomas, Jesús Grúber y Arnaldo Carmona. que fueron atletas y estudiantes distiguidos. (AF).

BARBA DE TORO ASIRIO

El Profesor Reynaldo González, cambió de look. Ahora se dejo crecer la barba por lo costosa que se han puesto las máquinas de afeitar. Yo la encuentro parecida a las barbas de los toros asirios.

YO SOY EL QUE SOY

Yo sólo sé que soy Aristóbulo y podría ser Aristóteles, pero no ese primate del que habla Charles Darwin.

EL GATO MORRONGO

Mi tía Beca (Isabel) me metió en la cabeza a muy temprana edad, que el Gato en cierto modo está emparentado con Lucifer. Tal vez, por eso, siempre he detestado a los gatos, pero, por estos días un gato macho y ojos verdes, me intranquiliza porque a la hora del almuerzo siempre está debajo de la mesa y hasta se monta en mi pierna para que le obsequie parte de mi almuerzo. Por más obstáculos que le pongo, el gato siempre está. A veces me impresiono porque se parece a un niño suplicante y otras a un soldado siempre listo para la batalla.

LOS TURCOS EN MARGARITA

El General Cipriano Castro, no sabemos por qué razón, sintió fobia por los turcos. Cualquiera de ellos, bien fuera turco, sirio, árabe, musulmán, que fuera visto por los caminos de Venezuela ofreciendo gitanamente su mercancía, sin el menor reparo era llevado a la cárcel. No se conoce en toda la historia del país una persecución tan encarnizada contra esta gente que la desatada por nuestro Presidente de comienzos del presente siglo. Para congraciarse con el Jefe de turno, José Asunción Rodríguez, Gobernador del Estado de la época, por poco comete un genocidio con estos ciudadanos del mundo. La perla margariteña atrajo a cuantos pudieron atravesar el mar, desde que Cubagua empezó a hundirse en sus propias aguas. Entre tantos aventureros, como es de suponer, no podían faltar los famosos turcos, agrupados en este término, como ya es habitual, todos los demás gentilicios. Cualquier buhonero visto ofreciendo su mercancía por nuestras calles y caminos, fuera de donde fuera, le decíamos turco. En turco se convirtieron la mayoría de nuestros comerciantes cuando el vulgo notaba cualquier alza arbitraria en los precios de los artículos de primera necesidad. Turco es entre nosotros sinónimo de tacañería y usura. En turca se convirtió Petra Ramona fiando cortes de tela entre robleros y pampatarenses. Turca también fue Marcóla con el mismo oficio. Ambas adquirieron fama de ricas. La copla popular todavía recuerda la fama de ricas de estas dos turcas: La turca Marcóla fue quien vio la luz, y Petra Ramona compró un autobús. .. ¿Y quien no conoce en Margarita al Turco Negro? Comenzando el siglo veinte ya estaban establecidos en Margarita muchos turcos. Castro ordena a José Asunción Rodríguez que los detecte y los devuelva a su tierra. (Nicanor Navarro, escritor nacido en Los Robles 1934)