Ente
los años cincuenta y sesenta una canción sonaba en las cuerdas de las guitarras
de los serenateros. Era una canción de
lamento por un amor mal correspondido: “Solito
he de llorar / Solito he de sufrir/ Solito he de quedar / Pobre de mi”. La canción con aire de malquerencia
calaba en el alma juvenil de César Decán Díaz por las calles maltrechas ¡qué
paradoja! de la ciudad del oro, El Callao, que comenzaba a padecer la
enervación económica de la
MOCCA. Estaba dirigida esa poesía sentimental a
la mujer entonces más interesante del distrito minero de El Callao: Carmen
Delgado Mannoni (La China Mannoni ) “China” por sus facciones un tanto asiáticas y “Mannoni” por su genética corsa
mediterránea. Los calloenses que como
los orientales, son ingeniosos en eso de pegar cognomentos, le colgaron a César
el de “Solito” y como tal se quedó toda
la vida al igual que ´China” aquella maestra inquieta de edad indescifrable.(AF)
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