Del periodista se ha dicho y escrito que
es lingüista, geopolítico, andarín, actor, sabelotodo, comodín. Perito en
relaciones exteriores, experto en la bolsa de valores. Conocedor de
economía y estadística, al tanto de la fisión y la balística. Bien, de él
se dice y, se han dicho tantas cosas que, al final ¿a quién le interesa si vive
o si agoniza? Creo que ni a él mismo porque para ese sujeto a quien
también llaman, por bien o mal, reportero, corresponsal, cronista,
foliculario, gacetillero, panfletista, lo más importante es, por
sobre todas las cosas, conseguir al instante la noticia.
El mejor ejemplo es Eduardo Santana que sobre los noventa está siempre al pie del
cañón. (AF)
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