Memoria se lo que he visto, leído y vivido en la ciudad Bolívar del Siglo XX y XXI.
domingo, 7 de diciembre de 2014
EL VIEJO CANDELARIO Y LA RESURRECCIÓN
En días pasados sostuve un diálogo sobre la vida y la muerte con el viejo Candelario, quien habita en la vecindad de Mango Asao y me decía que poco le importaba morir si de acuerdo con su religión va a resucitar. Para qué morir entonces si vamos a resucitar. A lo que respondió pues morimos,
entiendo yo, para purificarnos de
nuestros pecados en el Purgatorio, es decir, los pecados no tan gruesos porque
quienes cometen pecados mortales van derechitos al Infierno. Ellos si es verdad que no se escapan. Bien, y sí es el Infierno tan implacable por
qué hay que pagarle al viejo barquero Carote para que nos lleve hasta allá
después de muertos? Debe ser, digo yo, porque después de muerto, es preferible
vivir fijo en el Infierno que vagar eternamente por la orilla del río Aqueronte.(AF)
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