Anoche soñé que en un encuentro previamente
convenido, estreché la mano de Donald Trump para entregarle un pantalón
blue gym que había pertenecido a su
hijo, quien, según me dijo, había muerto muy joven a manos de un Delincuente
que él, Trump, juró derribar cuando lo viese.
Así ocurrió. Lo vio salir de una multitud y lo derribó de un solemne
puñetazo, pero no era propiamente el Delincuente sino alguien parecido. Allí desperté y sin poder conciliar el sueño me
levante al amanecer con el canto y revoloteo de los pájaros sobre una mata de Anón en el reducido patio
de mi casa. (AF)
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