sábado, 18 de julio de 2020

LA PLACITA DE LA COMUNIDAD


La llamada “Placita de la comunidad” la fundó el poeta y defensor de la ciudad, Jesús Colina Colmenares, eterno guardián de El Zanjón, donde vive prácticamente encaramado sobre las piedras que el otro poeta, Néstor Rojas, hoy en España abortado por la “Pandemia Política”, quería colgar de las piedras monumentales las obras de pintores bolivarenses. Algo así como el Museo Vial de su paisano Bogarín. Colina la fundó, creo, cuando surgieron nuevos núcleos ajedrecistas en la ciudad, sobresaliendo la dicha Placita de la Comunidad fundada por el poeta y su hijo Pavel. De esta Placita salió la idea del Torneo Nacional de Ajedrez que venía cumpliéndose cada año con la colaboración oficial y de empresas privadas dentro del programa de la Feria del Orinoco. Pero la Placita, dado el decaimiento del fervor ajedrecista, se convirtió después en una forma de Peña Literaria y de temas vinculados a la vida y aspiraciones de la ciudad donde acudían frecuentemente invitados especiales, entre ellos, el sociólogo Francisco Rodríguez, el antropólogo Alfredo Inaty y el Cronista de la ciudad. A veces, el trato de los problemas de la ciudad rozaba aspectos políticos oficiales en forma tal que llevó al Gobernador Francisco Rangel Gómez a tildar a los cuatro principales de la periódica tertulia “Jinetes del Apocalipsis”. Muy exagerado, por supuesto, porque los cuatro Jinetes del Apocalipsis tiene que ver con la guerra, el hambre y la muerte, La Placita de la Comunidad, ahora en receso debido a la Pandemia, está dominada por un kiosco octogonal que el gobernador Jorge Carvajal Morales mandó a restaurar atendiendo una petición, pero cuando fue a inaugurarlo, Colina se opuso rotundamente porque no quería confusiones políticas de ningún tipo. (AF)

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