Ocho
horas diarias de cerveza y comida china hablando bien y mal de todo el
mundo, de lo profano y lo divino, como diría Luis Herrera. La fauna humana más elocuente de lo pintoresco, sabia e intrascendente,
se reunía en el ªMy-Ha-Myª entre las calles Bolívar y Libertad de Ciudad Bolívar, para rendirle tributo a la
bohemia y hacerle morisqueta a la vida como esta vida del “My – Ha – My” que habría sido rutinaria si no hubiera sido por la variedad de la tertulia y los personajes. El
chinito Gond Fung, ya fallecido, se habría vuelto para Hong – Kong, a regentar seguramente otra taberna en algún apartado lugar de provincia, distinta a ésta donde antes despachaba Mambrini y luego el viejo Casanova lidiando
gente como el Pope Gómez, don Félix Tomassi, los periodistas Santiago Maestracci, Mandalay, Pedro Lira y tantos
especímenes de la disipación y la bohemia orinoqueña.(AF)
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