A la hora del recuento de la obra
realizada a través de la cual el común juzga al gobernante se verá que con 40
millones de presupuesto anual no es mucho lo que puede realizarse sin el
respaldo de los Ministros.
Sin
embargo, con el escaso restante después e sufragar la burocracia, el gobernador
trató de hacer menos difícil la situación de 5.700 damnificados por las
inundaciones del Orinoco y construir varias obras como la avenida Valmore Rodríguez en Upata y la Plaza
Centurión en Ciudad Bolívar. No fue acertado en mandar a reconstruir La
Escalinata del Campanario, pues la obra resultó un adefesio comparada con la
arquitectura original. Tampoco lo fue cuando dispuso donar la estatua del
Precursor Francisco de Miranda que se hallaba en el depósito de La Granja, a la
Base Naval de Puerto Cabello. En cambio, si lo fue cuando dictó decretos
eliminando la Lotería de Animalitos y las Direcciones de Economía y de
Fundabolívar en áreas del equilibrio presupuestario tradicionalmente
sobregirado.
No
tuvo suerte porque encontró una oposición cerrada del gremio de farmacéuticos,
en su propósito de establecer Farmacias Populares sostenidas por el Gobierno a
fin de facilitar a la población medicinas a bajo costo.
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