Estos hallazgos de piedra preciosas que
no escapaban al sensacionalismo periodístico hacían más atractivos estos
lugares, no sólo para el minero profesional y comerciante sino para quienes
querían probar suerte en este campo tan azaroso y aventurado. Hasta artistas y
escultores como Julio Manuel Barreiro Rivas llegamos a ver con una suruca. Este escultor, en sus momentos de ocio,
llegó a modelar con barro negro en morichales, un monumento a San Salvador de
Paúl en lo alto de la colina más próxima al valle. La escultura con los brazos
abiertos medía 11 metros
y pesaba 11.500
kilogramos . Barreiro Rivas fue el escultor de los bustos
de José Antonio Páez y Constantino Geraldino en las plazas de su nombre en
Ciudad Bolívar.(AF)
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