sábado, 21 de julio de 2018

Soto y Dom Pérignon


Era Soto un enamorado de las Ceibas que ahora la mano siniestra de los depredadores ha ido desapareciendo de Ciudad Bolívar.  Una tarde mientras con Juvenal Herrera tomaba vino Dom Pérignon, sentados en el quicio de la puerta del Yoraco de Cardozo Nilo, le sugirió a Américo Fernández, quien formaba parte del trío, que trasplantara una Ceiba que estaba naciendo en el solar de enfrente al patio de la casa de su madre Doña Enma. Deseo insatisfecho por considerarlo  efecto del champán. (AF)

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