Leticia
vivió siempre en el Puerto de las Chalanas respirando la brisa del Orinoco y
Luz Caraballo en las cumbres andinas respirando el aroma del frailejón. Leticia amanecía las mañanas santiguando con
una ramita a los automóviles que salín de las barcazas después de navegar el
río y Luz Caraballo amanecía contando luceritos y violeticas de mayo. Leticia se volvió loca después que su novio
la dejó plantada en el altar mayor de la Iglesia de Santa Ana y Luz Caraballo
con una hija y cuatro machos fue abandonada por marido. Leticia se volvió más loca cuando esperó a
Pérez Jiménez que saliera de la chalana en su auto deportivo para gritarle ¡Abajo
el dictador!! Y Luz Caraballo cuando vio a su hija en un serrallo, a dos hijos
muertos y los otros dos detrás de un hombre a caballo. (AF)
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