martes, 26 de noviembre de 2019

IKABARÚ


Ikabarú, a la orilla del Río de su nombre,  al Sur-Este del Estado Bolívar, en la frontera con Brasil a través de la Sierra Pacaraima, tradicionalmente, desde los años cuarenta, ha sido un pueblo minero con unos 300 habitantes aproximadamente.
Se hizo célebre porque en el río se encuentra la zona minera del Polanco, donde Jaime Teófilo Hudson, el célebre “Barrabas” surucó en tierra de relave el Diamante más grande (155 quilatea) que hasta ahora se conoce en Venezuela y al que el Presidente Medina Angarita cuando lo tuvo en sus manos, lo bautizó con el nombre de “El Libertador”.
Fue el de César Díaz Valor (CDV) el primer comercio que se estableció allí y el que surtía y fiaba a los mineros.  La única bebida que se ofrecía ahí era la Cerveza Victoria en botellón, media jarra y la pequeña  llamada ”caribita” que desde Ciudad Bolívar le acreditaba su distribuidor Jesús López Fernández. “Chucho” López de la cofradía masónica de Don Natalio Valery, cada vez que venía César Días Valor a saldar  sus cuentas lo saludaba con las iniciales de su nombre “Se CDV o no se CDV”.

Hoy Ikabarú vuelve a las página de los medios de comunicación, no para buenos y sorprendentes anuncios como el del Diamante de Barrabás, sino para la fatalidad de  mineros masacrados por la “espectral codicia que mira el rostro en el espejo roto de los negros”, como dice el poema de José Sánchez Negrón.  (AF) 

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