Ayer ví a la niña Khadija. mi vecina, mirar la luz del Sol a
través de un prisma. En verdad no era prisma propiamente, sino una barrita de vidrio
blanco desprendida de alguna araña de cristal. A través de la barrita de cristal la niña
dijo que veía poblada de colores el paisaje, parecido al crepúsculo
vespertino que suelen contemplar los
parroquianos en el horizonte del Orinoco. Le comento lo que nos
explicaba en el Liceo el profesor de educación artística sobre el
color. El decía que el color es el
resultado de la descomposición de la luz. Y creo es lo que te sucede. Khadija. cuanto ves el Sol a través de esa barrita de cristal. Como dice ella, el "paisaje de colores" o tal
vez mejor como el poeta Aquiles Nazoa en el poema de Hans Christian Handersen y
Jenny Lind el Ruiseñor de Suecia: “La
mirada de Jenny poblaba de dominicales colores el paisaje”. Josef Albers,
pintor abstracto moderno representado en la colección del Museo Soto, trabajó
mucho lo que él llamaba la interacción de los colores. Lo igual que hace Cruz Diez con sus famosas
Fisicromías que podemos ver en el mismo Museo Soto y en un mural gigantesco en la Gran Presa del Guri. Yo tengo el suerte de contar en mi
oficina con una serigrafía fisicrómica de Cruz Diez. Se la regaló Diego Arria, siendo Gobernador
de Caracas, al doctor Álvaro Natera Febres, `propietario de El Bolivarense, y Álvaro me la regaló a mi cuando dirigía ese
periódico. (AF)
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