“Dios proveerá”, una oración o frase que frecuentemente exclaman bolivarenses resignados. Algo así como yo no haré más de lo que he
hecho ¿acaso vanamente? De suerte, que la solución del problema queda o lo dejo
a voluntad del Señor, quien seguramente tiene la solución. Es decir,
Dio o Jehová, lo mismo da, tiene la solución en sus manos poderosas. Él
ha de resolver según la creencia teológica o cosmogónica. Y, en último caso, si él ni yo somos capaces de resolverlo es
porque no tiene solución. Podríamos
considerarlo entonces un fenómeno natural, telúrico como un terremoto, que se
aplacará cuando se hayan agotado las fuerzas orogénicas. Luego de la catástrofe vendrá la calma propia
de la resignación y la solución gradual y paciente aparecerá como por arte de
magia. Por supuesto, Dios sobrevivirá
como siempre y yo o el otro habrá de
quedar sepultado bajo los escombros del desastre por no haber sabido emplear la inteligencia con
que Dios dotó a todos los hombres para
resolver los problemas sin su ayuda.(AF)
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