Esta mañana encontré a un amigo meciéndose en su chinchorro de moriche, afligido, lamentando y meditando profundamente sobre la muerte trágica del hijo de una de las familias vecinas del sector. La Madre reclamaba a Dios la muerte temprano de su hijo como si Dios lo hubiese querido así. He ahí el problema. Creo yo que Dios le traza al hombre principios de vida que debe acatar y cumplir conforme a la religión cristiana. El hombre no depende de Dios puesto que él desde que tiene uso de razón es libre y responsable de sus actos. Si él en accidente vehicular pierde la vida o sufre otro perjuicio por conducir mal o utilizar una máquina defectuosa el responsable no puede ser Dios sino él por negligente o poco precavido. Claro, un árabe mahometano diría atenido a su doctrina fatalista que tenía que suceder porque así está escrito en el libro celestial mientras el hombre de ciencias, más cercano a la doctrina cristiana, justificaría el accidente con el llamado determinismo por causa y efecto. No hay causa sin efecto ni efecto sin causa. Hay, amigo periodista, que buscar el origen de las cosas para medir sus consecuencias. (AF)
Memoria se lo que he visto, leído y vivido en la ciudad Bolívar del Siglo XX y XXI.
viernes, 2 de enero de 2015
FATALISMO, CRISTIANISMO Y DETERMINISMO
Esta mañana encontré a un amigo meciéndose en su chinchorro de moriche, afligido, lamentando y meditando profundamente sobre la muerte trágica del hijo de una de las familias vecinas del sector. La Madre reclamaba a Dios la muerte temprano de su hijo como si Dios lo hubiese querido así. He ahí el problema. Creo yo que Dios le traza al hombre principios de vida que debe acatar y cumplir conforme a la religión cristiana. El hombre no depende de Dios puesto que él desde que tiene uso de razón es libre y responsable de sus actos. Si él en accidente vehicular pierde la vida o sufre otro perjuicio por conducir mal o utilizar una máquina defectuosa el responsable no puede ser Dios sino él por negligente o poco precavido. Claro, un árabe mahometano diría atenido a su doctrina fatalista que tenía que suceder porque así está escrito en el libro celestial mientras el hombre de ciencias, más cercano a la doctrina cristiana, justificaría el accidente con el llamado determinismo por causa y efecto. No hay causa sin efecto ni efecto sin causa. Hay, amigo periodista, que buscar el origen de las cosas para medir sus consecuencias. (AF)
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