La crecida del Orinoco en agosto
de 1943 fue tan grande que el
Presidente Isaías Medina Angarita vino personalmente a Ciudad Bolívar para ver de cual manera el
Gobierno Nacional podía solventar las consecuencias del desbordamiento. El
doctor Gumersindo Torres, ante la amenaza del río Orinoco, había previamente dispuesto
reforzar la parte Este del Dique con un muro de concreto de 24 metros de largo
por 2 de profundidad y 60 centímetros de espesor, más un relleno de piedra y
tierra en dicho lugar como medida de previsión. De nada valió, pues el Orinoco
de todas maneras reconquistó sus antiguos predios. Pero la gran crecida del Río no fue
precisamente la del 43 sino la de 1892,
específicamente el 10 de agosto, cuando alcanzó una altitud de 19,14 metros
sobre el nivel del mar y cubrió la Piedra del Medio por primera vez. Para recordar el suceso fue fijada en
el inmueble que hace esquina con el Paseo Orinoco y la calle Dalla Costa, justo
donde estuvo el Banco Royal of Canadá, una placa de mármol. Otras crecidas
famosas recuerda la tradición oral que se registraron en 1844, 1854, 1864, 1872
y 1890. Según la tendencia el Orinoco exagera su crecimiento cada decenio y
cada cincuenta años. En 1943, también el 10 de agosto y a medio siglo de la que
tapó la Piedra del Medio, se registró otra crecida espantosa. Entonces, la
ciudad parecía una Venecia, se podía navegar en curiaras por las calles. En
la Esquina del Sordo, en los propios predios de la Ciudad Perdida hubo hasta
hace poco una placa que marcaba el nivel alcanzado por el Orinoco en el 43,
prácticamente tocaba el techo de la primera planta del edificio. (AF)
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