domingo, 7 de diciembre de 2014

EL VIEJO CANDELARIO Y LA RESURRECCIÓN




En días pasados sostuve un diálogo sobre la vida y la muerte con el viejo Candelario, quien habita en la vecindad de Mango Asao y me decía que poco le importaba morir si de acuerdo con su religión va a resucitar. Para qué morir entonces si vamos a resucitar.  A lo que respondió  pues morimos, entiendo yo,  para purificarnos de nuestros pecados en el Purgatorio, es decir, los pecados no tan gruesos porque quienes cometen pecados mortales van derechitos al Infierno.  Ellos si es verdad que no se escapan.  Bien, y sí es el Infierno tan implacable por qué hay que pagarle al viejo barquero Carote para que nos lleve hasta allá después de muertos? Debe ser, digo yo, porque después de muerto, es preferible vivir fijo en el Infierno que vagar eternamente por la orilla del río Aqueronte.(AF)

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